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Proyecto "FRONTERA", el problema no es caerse, sino levantarse...


TEMPORADA 4, CAPÍTULO 1 (T4C1)
ANTES DE EMPEZAR A CONTARLES SOBRE MI NUEVA ODISEA, quiero hacerles llegar a quienes me leen, un abrazo y un afectuoso saludo hasta donde se encuentren. Deseo de verdad que todos estén bien y que esta historia que hoy comienza, pueda servirles de algo en sus vidas y en las de quienes les rodean. Que sirva mi narrativa de ejemplo para tomar de ahí lo que mejor convenga a sus propios intereses. Que sirva como referencia para que usted valore lo que tiene y se de cuenta que hay quienes realmente están pasando por momentos muy críticos y que aún así no se rinden, sino al contrario, están dispuestos a ir más allá en la búsqueda de soluciones.

UNA VEZ HECHA LA INTRODUCCIÓN, quiero compartir con ustedes la decisión que he tomado de salir nuevamente de casa para ir en busca de nuevas oportunidades...
ME SIENTO MUY MAL POR DEJAR A MI FAMILIA, pero me reconforta el comprender que es por ellos por quienes lo hago.

Como recordarán, hace unos meses intenté ir a trabajar a los Estados Unidos por contrato y con papeles a las ferias, pero el haber estado en Canadá afectó mi estatus migratorio y no me dieron la visa.

SIENDO ASÍ, ESTUVE TODO ESTE TIEMPO en casa tratando de ir sobreviviendo con mi familia, pero al paso de los días lo único que he logrado ha sido endeudarme más y más llegando a un punto en el que nadie quiere darme crédito porque no puedo pagarles pronto.

Le debo a todas las tiendas de mi comunidad y también a varios vecinos que al ver mi situación me han prestado diversas cantidades creyendo que así me estaban ayudando.

Y sí por una parte, pero no por otra...

El conseguir dinero prestado, me estaba volviendo inútil. Me estaba encerrando en un círculo vicioso del cual lejos de salir, me estaba enterrando más.

Cuando me llegaba algo de dinero de algún trabajo, abonaba un poco a quienes les debía y al poco tiempo volvía a pedirles más.

Mi deuda se hacía cada vez más grande e imposible de pagar.

Y así pasó por meses hasta llegar este momento crucial en donde tengo que decidir si continuar aumentando mi deuda o quiero salir de ella trabajando en otro lugar. Lejos de casa, lejos de mi familia, pero donde pueda salir adelante bajo otro cielo, respirando nuevos aires y mirando otros horizontes...

TENGO UN GRAN AMIGO con el que crecimos juntos en la misma comunidad, alguna vez compartimos una pequeña habitación en la ciudad de Xalapa donde ambos trabajábamos. Luego él se fue al norte del país con otro amigo y yo me quedé por más tiempo en la ciudad.

HACE POCO LO ENCONTRÉ EN EL FACE Y ME DIJO QUE LE HA IDO BIEN, tiene trabajo y tiene donde vivir...

AL PRINCIPIO y por curiosidad, le dije que si habría donde él está alguna oportunidad para mi, que me estaba yendo mal, que me había estancadoy que no sabía yo qué hacer.

LE DIO GUSTO VOLVER A SABER DE MI y de inmediato me dijo que contara con él. Que podría buscarme algún trabajo y podía quedarme donde él vive por algún tiempo mientras yo me estabilizaba y conocía la ciudad. Le agradecí su disponibilidad y buena voluntad para ayudar a su pobre amigo que ahora estaba volando bajo sin dinero y con muchas cuentas que pagar. Lo pensé una vez, lo pensé dos y lo pensé como cien...

Necesitaba hacer algo, pero no tan rápido. (Bueno, en realidad sí) Necesitaba salir de esta situación, pero no tan lejos. Quería y no quería.

Pensé en tantas cosas... En el tiempo que cada día pasaba con mi esposa y mis hijos compartiendo un plato de sopa, de arroz o frijoles. Comiendo carne aunque sea una vez por semana, pero así éramos felices. (Bueno, no mucho). Por momentos nos entraba una profunda desesperación. Pasaba más cuando mi esposa iba a la tienda a pedir unos huevos fiados (prestados, a crédito) y no se los querían dar. Llegaba muy enojada y me decía que ya no soportaba esa situación, que se iría ella a trabajar para no pasar por esas amargas experiencias de seguir debiendo más. Decía que estaba cansada de todo eso, de que la gente hablara de nosotros, que fuéramos los protagonistas del chisme del día, de la semana, del mes. Quienes han vivido en alguna pequeña comunidad rural saben cómo son las cosas ahí. No hay nada que pueda ocultarse.

Incluso llegó un instante en el que fui a hablar con los dueños de las tiendas para decirles que no fueran tan duros, que comprendieran nuestra situación y que tuvieran paciencia para esperar a que tuviéramos algo de dinero para pagarles o mínimo abonarles. Les dije que no pusieran esas caras tan feas cuando íbamos a pedirles algo para comer porque en verdad lo necesitábamos... Y que no lo estábamos pidiendo regalado. Fueron en vano mis súplicas pues ya toda la comunidad sabía que le debíamos hasta al tortillero que nos dejaba un kilo diario para los 4. Mas tarde entendí que no era su culpa, ellos no tenían por qué resolver mis problemas...

Cada día que pasaba la situación se tornaba más tensa y desesperante y mi personalidad machista no estaba dispuesta a aceptar que mi mujer se fuera a trabajar y que yo me quedara de niñero. Yo siempre decía que antes vendía mis únicos zapatos buenos que permitir que mi esposa fuera a trabajar para mantenernos. Crecí bajo la idea de que siempre es el hombre el que debe responsabilizarse por los gastos familiares, el que da la cara, el que manda y el que de cualquier forma tendrá que salir adelante con su familia.

Así me enseñó mi madre y creo que no es tiempo de cambiar mis modales...

ENTONCES, me pasé varias horas por la noche dándole vueltas a esta gran oportunidad... Busqué un plan B, un plan C, pero no encontré.

La posibilidad de poder trabajar y lograr una estabilidad económica, estaba ante mis ojos y no la quería dejar escapar.

ERA POR ELLOS, era por mi...

Así que hablé con mi amigo y le dije: Ya lo decidí, ¡Voy para allá!

Se puso feliz de saber que el destino volvería a unirnos y me dijo que allá me esperaba, en el norte, en la frontera, en Reynosa Tamaulipas.

Una ciudad que hace más de 25 años tuve oportunidad de visitar, una ciudad con muchas oportunidades y el lugar en el que quiero depositar mi fe y toda mi esperanza.

Y como dice mi amigo, trabajando nada te va a faltar...

Así que en nombre de Dios, mañana miércoles 25 de octubre saldré de mi tierra para reunirme con mi amigo y empezar una nueva historia...

Ya les estaré contando cómo va todo a través de este mismo espacio.

Espero tener buena suerte y que pronto cambie mi terrible situación económica.

Amén.

Para el hombre honrado, las deudas son una amarga esclavitud.
-Proverbio Japonés

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