Ataviado sólo con un par de chanclas de hule color negras y unos jeans viejos, es como estoy dando mis primeros pasos en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas.
Es la 1:30 de la tarde y luego de un largo viaje de más de 15 horas, estoy en el lugar en el que he depositado toda mi esperanza.
Mi amigo dijo que vendría por mi después de las 3 de la tarde, por lo cual iré a comer algo por ahí mientras espero.
Salí de casa a las 3 de la tarde del día miércoles 25 de octubre, cargando una mochila con algunas prendas, un par de tenis y un montón de penas...
Quería llorar al despedirme de mi esposa y de mis hijos, pero detuve mis lágrimas. Supe ser fuerte ante una inesperada despedida. Quise mostrar que estaba contento, que estaría cerca, pero estoy lejos...
Mis hijos están muy acostumbrados a verme todos los días y todo el tiempo, se que será difícil acostumbrarnos a esto.
Sin embargo y como lo dije en el C1, lo hago por ellos...
Pues continuando con los detalles del viaje, sentí que todo estaba de mi lado...
No es común que los taxis pasen cerca de mi casa, pero justo cuando iba saliendo llegó una unidad y me llevó a la ciudad.
Al llegar ahí, arreglé algunos asuntos pendientes, puse una recarga a mi celular para estar todo el tiempo comunicado, compré dos chiles rellenos, un agua, y tomé un autobús hacia otra ciudad no muy lejana.
Luego de 30 minutos de viaje, llegamos a Martínez de la Torre y de inmediato compré unas galletas Emperador de chocolate y un boleto hacia la ciudad de Tuxpan de Rodríguez Cano. Fueron aproximadamente 4 horas lo que duró el recorrido por carreteras muy averiadas.
Dado que el autobús ADO gl en el iba viajando tenía como destino la ciudad de Matamoros, decidí bajarme en Tuxpan y comprar un boleto para Tampico en la misma unidad.
Lo hice también porque el próximo autobús desde Tuxpan a Reynosa saldría hasta las 7 de la mañana del jueves y dado que es un viaje de 10 horas, llegaría yo tarde para encontrarme con mi amigo a la hora que acordamos.
Fue así como después de otras 4 horas llegamos a Tampico, Tamaulipas a las 3:30 de la mañana.
De inmediato me dirigí a las taquillas para ver a qué hora saldría el próximo autobús a Reynosa y en la línea Transpaís me dijeron que hasta las 6:15 de la mañana y que el autobús hacía 7 horas aproximadamente en llegar.
Para el itinerario que llevaba estaba muy bien pues estaría yo arribando a Reynosa a la 1:30 de la tarde.
Sin embargo, quería llegar un poco antes para ir a comprar algo de comida (las galletas no habían servido de mucho para mi enorme panza) y busqué otras opciones en las demás compañías. En Transportes Frontera me dijeron que era probable que pasara un autobús a las 4:00 de la mañana, pero que no era seguro.
Muy amable la señorita que me atendió, me dijo que estuviera al pendiente y que ella me avisaría si llegaba la unidad.
Mientras esperaba, me puso a cargar mi celular junto a su computadora.
Pasadas las 4:00, me dijo que no habría corrida a esa hora y dándole las gracias me dirigí a la línea Traspaís para comprar el boleto de las 6:15.
Eran las 6:10 de la mañana cuando anunciaron mi salida.
Tomé mi mochila con varias prendas y un montón de penas y me encaminé hacia el andén...
Mi asiento estaba en el segundo piso de la unidad y había una buena vista; Los cargadores con sus diablillos, los sanitarios de cuota, los guardias de seguridad y varias personas.
A las 6:15 en punto, salimos de Tampico hacia Reynosa.
Apenas unos minutos y tomamos una buena carretera, nada qué ver con la zona de Martínez a Tampico.
Los asientos cómodos del autobús me invitaron a descansar, acomodé mi mochila con varias pren... Ok, ya chale con lo mismo!
Me recosté y traté de descansar un poco.
El viaje era largo, las ilusiones eran muchas...
Varias veces me quedaba mirando al infinito, las inmensas planicies, los campos de sorgo. Estaba amaneciendo, me sentía tan lejos y me ponía triste.
Luego me dormí un poco y tras 7 horas aproximadamente, empecé a ver las primeras casas de Reynosa, las fábricas, las empresas, las carreteras, entradas, salidas, las brechas, los autos, la gente...
Por fin estaba yo arribando a mi destino. Lo que pasaría a partir de ese momento era incierto, era un misterio, era inédito.
Luego de algunos minutos, llegamos a la central camionera, descendí despacio y quise besar esta tierra.
Caminé quedito por los pasillos, estaba emocionado...
Al poco tiempo llegó mi amigo y tomamos un taxi para su casa.
Llegamos, me invitó a comer, me di una ducha y salimos a pasear un rato por la ciudad.
Por el momento estoy muy feliz y conservo la esperanza de que mañana o pasado me lleve a donde él trabaja para ver la posibilidad de que haya algo también para mi.
Les seguiré informando.
Gracias por leerme.
Hasta pronto.
Hasta pronto.
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