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La aventura del pasaporte mexicano en Atlanta Georgia

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DESDE HACE MÁS DE UN MES, hice una cita en el consulado mexicano con sede en la ciudad de Atlanta Georgia para tramitar mi pasaporte mexicano. Aunque al principio me había dado la cita para febrero del año 2009, volví a llamar y tuve suerte de ser reagendado para el pasado día lunes 11 de agosto del presente año. Así que tuve que molestar nuevamente a mi amigo Rocas para que fuera él quien me llevara a la ciudad de Atlanta. Él me dijo que lo haría con mucho gusto porque además también necesitaba intentar actualizar el suyo en el consulado de Colombia. Pero no se imaginan la odisea que tuvimos que pasar, pues resulta que ambos consulados los cerraban a la 1:30 de la tarde...

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Eran las dos de la mañana con diez minutos cuando mi amigo Rocas pasó por mi para iniciar el viaje de aproximadamente cuatro horas desde la ciudad de Nashville Tennessee. Unas millas adelante, nos detuvimos para llenar el tanque de gas del auto compacto de mi amigo Rocas. Con tan sólo $30.00 dólares, el tanque estaba completo. De inmediato salimos de la ciudad y tomamos el Highway o autopista como le dicen en México. Íbamos charlando amenamente de diversos temas por ahí rompiendo la noche y con un destino en mente. Poco después, nos detuvimos en una Rest Area o zona de descanso, pasamos al baño, compramos un par de sodas y continuamos nuestro camino.

Exactamente cuatro horas después de nuestra salida de Nashville, estábamos arribando a la ciudad de Atlanta Georgia.

Aquí pueden ver la primera fotografía que tomé de la ciudad a esa hora de la madrugada con mi cámara Nikon D40x.


Cabe mencionar que el uso horario de Atlanta es diferente pues se supone que eran las 6:10 de la mañana y al mirar el reloj de una iglesia, marcaba las 7:10.
Luego confirmé que efecivamente en Atlanta es una hora más adelante que en Nashville.

Un poco más adelante, tomé esta otra hermosa fotografía donde puede verse un cielo majestuoso como elemento indispensable de un amanecer divino en la ciudad de Atlanta.



Recorrimos un poco la ciudad y de paso estábamos preguntando a la raza mexicana que a esas horas empezaban a moverse a sus trabajos sobre cómo llegar al Consulado Mexicano, pues resulta que aún con todo el equipo que tengo en casa, olvidé consultar e imprimir la información desde Google Maps.

Pasamos a una gasolinera y ahí nos informaron cómo llegar...

Antes de ir directo a las oficinas a realizar el trámite, desayunamos en una de las tantas franquicias de 'The Waffle House' que hay en la ciudad y para ser más específico en los Estados Unidos. Estando ahí, pedimos unos ricos rollitos de tortilla de harina con huevo, jamón y queso amarillo. Tomamos café negro y de postre comimos una especie de Hot Cake con mantequilla y nueces.

Faltaban 15 minutos para las nueve de la mañana cuando me cambié la camisa, me puse una corbata, tomé mi mochila y el saco para entrar al Consulado Mexicano.

En la entrada principal, estaba un oficial de seguridad, me preguntó si tenía cita, le dije que sí, le di el número de la misma y me ordenó que me formara en la fila número dos para recoger un formato, llenarlo y pasar a la fila número 3.

Tras esperar como 45 minutos en la fila, fui atendido por una señora que luego de revisar mis papeles me dijo que debido al estado en el que se encontraba mi acta de nacimiento, sólo me podían proporcionar el pasaporte por un año y que la matrícula consular no me la darían por la misma causa.

Esto se debe a que cuando era un escuincle -hace muchos años-, rompí mi acta por la mitad y mi madre le puso un pedazo de diúrex y era hora en que así la estaba conservando.

Nunca tuve el interés de solicitar una nueva y ahora iba a pagar las consecuencias de mi dejadez como todo buen mexicano.

La señora me entregó un formato y me hizo saber que debía primero llenarlo, luego formarme en otra fila, solicitar unas copias del acta, de la credencial de elector, tomarme las fotos, pagar todo y pasar a la fila número tres.

Hice todo correctamente porque noté que varias personas omitían algún pequeño detalle y eran regresadas a la fila número dos a esperar otros 45 minutos por su ignorancia o estupidés.

Con todos los papeles en la mano, me formé en la fila número tres y como a los veinte minutos pasé con otra persona que revisó todo y me mando a la sala de espera.

Pasó como una hora y escuché mi nombre por el altavoz...

Me acerqué a la barra de la fila número cuatro, me pidieron nuevamente los papeles, los revisaron, me tomaron otra foto, me hicieron poner mis dedos índices en un pequeño dispositivo biométrico, hice una firma electrónica y me dijeron que en aproximadamente dos horas iban a llamarme para recibir mi pasaporte.

AQUÍ INICIA OTRA AVENTURA...

Salí de las oficinas para avisarle a mi amigo que duraría como dos horas el proceso y me dijo que era buen tiempo para que él fuera al consulado de Colombia a tratar de renovar su pasaporte.

Salimos de ahí y por teléfono investigamos la dirección de su consulado.

Aproximadamente treinta minutos después, arribamos a las oficinas donde
el debería tramitar su pasaporte.

Le dijeron que debía ir a tomarse las fotos y que el proceso duraba como media hora.

Para esto, resulta que ambos consulados los cerraban a la una con treinta minutos y me habían advertido que tenía que recoger mi pasaporte antes de esa hora en el Consulado Mexicano.

Miramos el reloj y eran las doce con treinta minutos...

Teníamos una hora para hacer todo.

Salimos corriendo a buscar un lugar donde él pudiera tomarse las fotos y qué creen?

Resulta que el primer lugar al que fuimos no funcionaba la cámara instantánea con la que tomaban las fotos para el pasaporte.

El segundo lugar al que fuimos, había como 7 personas en la fila de espera y era imposible permanecer ahí por el tiempo que teníamos disponible.

Al tercer lugar al que fuimos, fue a una oficina del servicio postal, pero aunque había sólo una persona en espera, nos hizo saber que no cedería su lugar porque también tenía prisa y que además la persona que tomaba las fotos estaba en su descanso y que regresaba en veinte minutos.

Los minutos pasaban y ya sólo nos quedaban treinta minutos de tanto ir de aquí para allá y de allá para acá.

Negar sería mentir que yo estaba completamente desesperado...

Nos pasamos como diez luces rojas, como veinte amarillas y gracias a la pericia de mi amigo en el volante estábamos haciendo todo lo posible por lograr conseguir los dos pasaportes en el mismo día. Y más que eso, de forma paralela.

Yo miraba mi reloj a cada instante mientras mi amigo conducía como loco buscando un lugar donde él pudiese tomarse las fotos, miraba a la derecha, miraba a la izquierda y yo sólo me divertía mirándolo a él.


Hasta que por fin miramos el anuncio de una tienda que decía algo relacionado con fotos, entramos corriendo cuando faltaban sólo veinte minutos para la una y treinta.

La persona que tomaba las fotografías estaba en otra área, le fueron a llamar y fue como a los cinco minutos que llegó con una cara de felicidad como si recién hubiese pecado en algún lugar y con un humano.

Mi amigo le hizo saber que era una emergencia y la señora de raza afroamericana preparó el equipo y le tomó las fotos.

Mi amigo no esperó a que se secaran y casi se las arrebató de las manos con todo y las protecciones del revelado que debían de ser retiradas pasando algunos minutos.

El costo era de $16.00 dólares, le dejamos un billete de veinte dólares casí tirado sobre el mostrador y salimos corriendo...

Miré mi reloj...

Faltaban 10 minutos para la una con treinta y estábamos como a veinte minutos mínimo de el Consulado Mexicano donde yo debía de recoger mi pasaporte antes de la misma hora en la que supuestamente cerraban ambos consulados.

Apenas regresamos al Consulado de Colombia cuando mi amigo saltó del auto, subió las escaleras hasta el cuarto piso, entregó las fotos y le solicitó a la persona encargada que le enviara su pasaporte por correo.

La persona dijo que era mejor que esperara, que sería rápido debido a que ya no tenía más trámites por realizar.

Miré mi reloj y faltaban cinco minutos para la una con treinta...

Preferí resignarme y di por perdido mi pasaporte, era imposible estar al mismo tiempo en dos lugares diferentes.

Me fui al auto y me puse muy triste...

Tres minutos después, bajó mi amigo corriendo con su pasaporte en las manos, encendió el auto y acelerando al máximo y pasándose otros tantos altos, se encaminaba a toda velocidad hacia el Consulado Mexicano.

Miré mi reloj y era la una con treinta y dos minutos...

Me puse más triste todavía pensando en que todo había sido para mi una pérdida de tiempo y que mi amigo había preferido obtener su pasaporte que ayudarme a obtener el mío aunque yo estaba pagando todos los gastos de nuestro viaje a la ciudad de Atlanta Georgia.

Fue raro, pero en menos de diez minutos estábamos frente a las oficinas del Consulado Mexicano. Me bajé de un salto y corrí con el oficial de la entrada principal para decirle que si aún podía yo recoger mi pasaporte, que me disculpara por la tardanza, pero que me había sido imposible llegar antes.

Se me quedó mirando como diciendo de qué habla este wey y me dijo lentamente 'Ninguno de los pasaportes que se tramitaron hoy ha sido firmado'.

Concluyó diciendo que debería esperar a que escuchara mi nombre para poder recibirlo.

La paz regresó conmigo y me arrepentí una y mil veces de haber pensado lo que dije antes sobre mi amigo.

Regresé a darle a mi amigo la buena noticia, él se recostó en el auto y yo me dispuse a esperar en la sala a que dijeran mi nombre.

Veinticinco minutos después, me llamaron, me entregaron mi pasaporte y salí de ahí con una cara de felicidad como si hubiese pecado...

Ya con nuestros pasaportes, fuimos a dar un recorrido por el centro de la ciudad, entramos a un café, mi amigo sacó su laptop para aprovechar el internet gratuito, revisó su correo, entró a Facebook y yo estaba tan cansado de toda la odisea que que me limitaba a ver la gente pasar afuera del lugar.



La tarde estaba cayendo y decidimos abandonar la ciudad de Atlanta para regresar a Nashville y poder descansar.

A la salida de Atlanta, me dio mucha hambre y le dije a mi amigo que buscáramos un restaurante mexicano para comer algo antes de empezar el viaje.

Unas millas adelante, encontramos un lugar que se llama 'Mi Ranchito', vendían comida Mexicana, Salvadoreña y Hondureña y tenía servicio de bar.

Mi amigo pidió un caldo de carde de res, yo pedí un menudo picoso y una cerveza corona bien fría acompañada con limón y sal.

Una cerveza y otra cerveza...

Mi amigo tomaba agua de horchata pues era quien estaba conduciendo.

Yo pedí otra cerveza y luego otra, tortillas de maíz a mano, más limón, más salsa, más menudo y canciones en la rocola.



El ambiente estaba a toda madre...

Otra cerveza y otra más...

Para no hacerles tan larga la historia, me tomé 12 cervezas corona, me tragué dos platos de menudoi picante, me acabé dos recipientes de salsa roja, como 5 limones en rebanadas, un chingo de sal, 12 tortillas de maíz a mano y todo mientras escuchaba canciones de Vicente Fernández, José José, Tigres del Norte, Marco Antonio Solis y Paquita la del Barrio.



Chale, qué desmadre!!!

Aquí viene lo más curioso de todo...

Luego de haber consumido todo eso, pedí la cuenta y le dije a mi amigo, toma este billete de $100.00 dólares y asegúrate que no te cobren de más porque yo ya estoy bien pinche borracho.

La mesera trajo la cuenta y me fui de nalgas cuando vi que el total era $38.50 dólares. Yo no podía creerlo pues el consumo había sido excesivo.

Así como pensando que se trataba de un error, le dije a la mesera que yo iba a pagar todo junto y que seguramente esa nota era sólo por la comida de mi amigo.



Ella me dijo que ese era el total de nuestro consumo y que todo estaba correcto.

Le dije que sólo me regresara $50.00 dólares y ella se quedó muy feliz con $11.50.

Apenas salimos del Restaurante Bar y recliné el asiento para dormitar un poco.

Tres horas y media después me despertó mi amigo para decirme que íbamos a pasar por unos almacenes de ropa, zapatos y perfumes de marca llamados 'Outlets' o algo así.

Ya más tranquilo, bajé del auto con él, compramos algunas cosas como zapatos, playeras, perfumes y un bolso para su esposa Vanessa que lo espera en casa.

Minutos después, llegamos a la ciudad de Nashville sanos y salvos gracias a Dios y con el recuerdo permanente de una aventura que jamás nos habíamos imaginado.

Esa noche caí como roca en la cama y dormí durante más de 12 horas contínuas...

Pero qué creen?

Resulta que al parecer me gustó y necesitaba tanto echarme unas cervezas que la noche de ayer me invitaron dos nenas a su Departamento y sólo con ellas dos nos acabamos más de treinta cervezas corona extra con limón, sal y botanas...

Creo que ya le voy a parar, pues eso no va conmigo y menos yo que tanto he criticado a los pinches mexicanos borrachos...

Pero a fin de cuentas, quién iba a resistirse a la invitación de dos lindas bebas de tomarse unas chelas, escuchar música y pasar unas horas agradables.

Díganme quién!

Eras las cuatro de la mañana de hoy cuando regresé del Departamento de las nenas y me dispuse a dormir hasta la una de la tarde porque entraba a trabajar a las 2:00pm.

No lo vuelvo hacer, neta que no!!!

Eso es todo por el momento.

Acaso querían más?

Gracias por todo y por favor no tomen cervezas.
Y si toman, pues nomás inviten no sean gachos...

Ahí nos vemos en el bar...