BUSCADOR DE FOTO REPORTAJES

Mis primeras horas en Reynosa, los tamales gigantes, la ducha, la cena, el café, la charla y el asilo...

Temporada 4, Capítulo 3 (T4C1) {Ir al primer capítulo de esta temporada}

EMPEZARÉ EL TERCER CAPÍTULO DE ESTA HISTORIA saludando cordialmente a quienes me leen desde cualquier parte del mundo y deseándoles la mejor de las suertes en todos sus proyectos.

Para quienes siguen al pie de la letra esta nueva odisea que recién acabo de empezar donde por extrema necesidad tuve que abandonar mi casa y mi familia para ir en busca de oportunidades y sobre todo en busca de un trabajo que me permitiera pagar mis deudas y estabilizar mi situación financiera, quiero decirles que el paso número 1 está dado.

Buscar trabajo !!

LOS DETALLES DE LA LLEGADA

COMO RECORDARÁN, EL CAPÍTULO ANTERIOR LO CERRAMOS cuando llegó mi amigo por mi a la central de autobuses de la ciudad de Reynosa, fuimos a su casa a dejar mi mochila y de inmediato salimos a comprar algo de comer por las calles de la colonia donde él vive. Pasamos por varios puestos de comida y me llevó a uno donde vendían pollos asados. Pidió la mitad para que yo comiera, pero le dijeron que tendría que esperar 1 hora aproximadamente para que se cocieran bien. Volteó a verme y me preguntó que si esperábamos o si íbamos a otro lugar. Le dije que fuéramos a otra parte y me llevó a un lugar donde vendían supuestos "tamales veracruzanos". Compró dos y me dio la bolsa que sin mentirles, pesaba más de 1 kilo. Eran unos tamales enormes y una bolsita con salsa verde y otra con lechuga picada.

Pagó 34 pesos y salimos de ahí para su casa. Durante el trayecto, compramos una Coca de 1 litro para acompañar la comida y seguimos.

Llegamos y me dijo que subiéramos a la planta alta para ver cómo iba la obra en construcción del cuarto al que nos mudaríamos después porque la casa donde vive ahorita no es de él, sino de un gran amigo y ahí mismo vive también el hermano de este muchacho.

Y aunque me comentó que se llevan bien y que él vive en una recámara a un lado de la sala, dice que será mejor que estemos arriba donde podamos organizarnos bien para dormir y para cocinarnos.

Estando arriba, me dijo que si quería comer de una vez ahí y le dije que sí.

Abrí la bolsa de los tamales gigantes, destapé uno y me asusté. Era un tamal muy grande de verdad con mucha masa revuelta con chile y un trozo pequeño de carne. Le agregué un poco de salsa verde y empecé a comer. Sí, ahí, encima de residuos de cemento y cal, junto a las herramientas del albañil que ahí estaba en ese momento y me lo presentó mi amigo.

Julián me saludó muy atento y platicamos un poco mientras yo seguía comiendo...

Mi amigo fue por un vaso, le serví un poco de Coca y seguí comiendo.

Tenía yo mucha hambre, pero ni así me supieron buenos los "tamales veracruzanos"

Han hecho quedar mal a mi tierra con este invento raro. Los tamales que hace mi mamá y mi mujer tan deliciosos ellos, nada tienen qué ver de verdad con estos. Y se lo dije a mi amigo, porque suelo ser sincero. Él estuvo de acuerdo conmigo y me dijo que lo importante en ese momento era saciar mi hambre, que a él tampoco le gustaban mucho y que ya después me llevaría a comer a otro lugar...

Terminé de comer, me despedí de Julián y bajamos para ir a comprar unas cosas a una tienda Aurrerá que está a unas cuadras de su casa.

YA DURANTE EL CAMINO, LE DIJE NO TE ENOJES AMIGO, pero tú y yo nos conocemos desde escuincles (niños) y no te voy a echar mentiras. Me contestó que no me preocupara, que el sabía... Que su mamá también hace unos tamales muy ricos que hasta los dedos se chupa.

Entre risas y recuerdos seguimos caminando...

Llegamos a la Aurrerá, compramos unos frijoles de lata, un estropajo (zacate), una pasta dental y un cepillo de dientes.

Regresamos a su casa y me dijo que si me quería bañar, le dije que sí. Me regaló un jabón nuevo, me dio el estropajo y busqué mi ropa. El agua estaba templada y sentí que hasta descansé.

Cuando salí de la ducha, mi amigo ya había cocinado unas deliciosas chuletas a la mexicana y frijolitos refritos. Entonces yo calenté algunas tortillas en la estufa, serví los dos platos, preparé dos tazas de Nescafé descafeinado y nos dispusimos a cenar muy rico.

Luego de cenar, lavé todos los trastes que habíamos utilizado, me dio la clave de su Internet WiFi, me puse en contacto con mi familia y mientras, charlábamos de tantas cosas. Después de todo, teníamos que empezar a actualizarnos de todo lo que había pasado en más de 20 años sin vernos...

...Pues fíjate que la hija de Don Pedro, ya tiene 3 hijos, Don Juan ya se murió, el hijo mayor de Don Fulano se casó con la hija de doña Mengana y de nuestros amigos que teníamos en aquellos tiempos, casi todos se han ido a vivir a otros lugares y el hijo de... bla, bla, bla...

PUES CONTINUANDO, SUCEDE QUE MI AMIGO ESTÁ POR MUDARSE A LA PLANTA ALTA DE LA CASA donde vive y tiene sus cosas listas lo que da como resultado que su cama la tenga desarmada y él duerma en el sofá.

ENTONCES GENTILMENTE ME OFRECIÓ el otro sillón, pero le dije que sería mejor que me quedara en el piso, así podría estirarme cómodamente y dormir bien rico pues iba muy cansado por el viaje tan largo que recién acaba de hacer...

Abrimos la caja vacía de su Smart TV y ya teníamos unos cartones, me dio un cojín muy cómodo del otro sillón y unos edredones suaves y caí como piedra en un río... A los pocos minutos, empecé a roncar como marrano.

Al día siguiente, nos levantamos a las 6 de la mañana, nos bañamos, nos cambiamos y salimos hacia el lugar donde trabaja mi amigo para ver la posibilidad de que yo también entrara a trabajar ahí. Caminamos algunas cuadras hasta llegar a la parada del autobús. Esperamos algunos minutos y llegó el transporte. Nos subimos y 20 minutos después aproximadamente llegamos.

Cruzamos la avenida corriendo porque en esa zona no hay puentes peatonales y pasan muchos vehículos muy rápido. Sentí que me aplastaban, pero gracias a Dios no pasó nada...

Entonces mi amigo me señaló un restaurante muy bonito y me dijo que ahí trabajaba.

Él entraba a las 9 de la mañana y a esa hora hablaría con la persona encargada de la contratación del personal.

Me encomendé a Dios para que hubiera trabajo para mi y seguimos avanzando por el estacionamiento de ese lugar.

Pues hasta aquí termino este capítulo y si Dios quiere en otro momento les platico qué pasó con el trabajo...

Gracias por leerme. Saludos en la distancia.

Puede expresar sus comentarios, notas o sugerencias utilizando las vías disponibles aquí abajito.

Hasta pronto.

No hay comentarios.: