BUSCADOR DE FOTO REPORTAJES

La historia de la sandía roja sin semillas en Dowagiac, Michigan.

Hola, hola, hola ! ANTES QUE NADA Y PRIMERO que todo, deseo hacerles llegar mis saludos hasta donde quiera que esten leyendo mis aventuras, las odiseas de mi vida y mis felices y a veces tristes historias...

EL DIA DE HOY, quiero compartir con ustedes una anectota que me ocurrió hace no mucho...

DESDE HACIA VARIOS DIAS, yo traía unas ganas inmensas de comerme una rebanada de sandía, roja, jugosa y dulce. Pero para ser sincero no tenía yo dinero para comprarla. Apenas unos días atrás había yo envíado casi todo mi cheque a Mexico para seguir pagando mis deudas y sólo me había guardado unos dólares para la renta y los gastos básicos.

SIENDO ASI, MI ANTOJO era cada vez mayor por esa deliciosa rebanada de sandía bien fría...

ENTONCES, en uno de mis días de descanso, tome mi bicicleta, salí de la casa donde estaba viviendo para ir al centro a desayunar gratis al restaurante donde yo trabajaba como lavatrastes y de paso comprar algunas cosas realmente necesarias.

A media cuadra de donde yo vivía, estaba un camión grande descargando varias cajas de frutas y verduras en las puertas de una Iglesia y había muchas personas esperando no se que...

Mire con atencion y estaban descargando unas enormes sandías, pero no hice mucho caso y seguí mi camino.

AL LLEGAR AL CENTRO, entre a una tienda grande y al pasar por el departamento de frutas y verduras, ahí estaban otra vez !!

HERMOSAS Y GRANDOTAS LAS SANDIAS...

Me acerqué un poco tratando de conformarme y consolarme sólo con verlas, tocarlas y tratando de extraer de su dura corteza un poco de su aroma inconfundible, único y rico !

Estuve ahí como 20 minutos tratando de decidir que era más importante si comprar la sandía que era mi antojo desde hacía varios días o comprar el galón de jabón para lavar mi ropa...

LUEGO DE PENSARLO MUCHO, opte por el jabón y mi antojo se quedó.

Compre varias cosas que realmente necesitaba, colgue las bolsas del mandado en el manubrio y empece a pedalear por las calles de la ciudad...

DURANTE TODO EL TRAYECTO de más de 20 minutos, no hice más que pensar en mi sandía...

UNA Y OTRA VEZ PENSE porque no compre la sandía, pude haber evitado comprar el jabón y robarle -otra vez- unas cuantas tapas al jabon de Santos, de Doña Angelica, de Simón o de Samy y haberme comprado mi sandía.

Ay, por qué no lo hice, por qué !!! Que burro soy, de verdad, que tonto soy !!!

Faltaba una cuadra para llegar a la casa donde yo vivía y por fin alcance la paz y la resignación.

OTRO DIA SERA, PENSE...

ENTONCES, OCURRIO EL MILAGRO !!!

El camión que les conte con anterioridad que estaba descargando frutas, verduras y enlatados en la Iglesia, ahí seguía...

ASI QUE ME ACERQUE Y LE PREGUNTE AL CHOFER que si podia venderme una sandía (obvio yo no traía dinero), pero siempre me he sentido millonario de fe.

EL CHOFER, UNA PERSONA ALTA Y FUERTE SE ME QUEDO VIENDO de arriba a bajo y de derecha a izquierda como diciendo, pobre ilegal, se nota a simple vista que no trae ni para reparar el pedal roto de su bicicleta.

Entonces me dijo: No vendo las sandías amigo.

CASI LLORANDO, me di la vueta muy triste cuando con voz potente como de Shrek (Ah no, ese no habla tan fuerte) me dijo: Las regalo amigo, cuántas quieres ?

GIRE MI CABEZA RAPIDAMENTE y con una sonrisa tan grande que hasta los labios partidos me dolieron, le dije; Solo una amigo, muchas gracias. Me volvió a preguntar, seguro que sólo quieres una?

Sí amigo, muchas gracias. Una es suficiente. Dios lo bendiga. (God bless you)

ENTONCES SE ME METIO al contenedor refrigerado de su camión y sacó una enorme sandía bien fría. Otra vez le di las gracias, tome la sandía entre mis brazos y empece a caminar llevando la bicicleta rodando con las bolsas de mi mandado.

AL LLEGAR A DONDE VIVIA, ni tardo ni perezoso, tire la bici con las bolsas en la terraza y entre a la cocina con mi sandía a buscar un cuchillo para partirla.

Wooooow, ahí estaba por fin lo que tanto anhelaba.

Una deliciosa sandía, roja, fria, dulce y sin semillas !

Corte una enorme rebanada, le pegue unas mordidotas que hasta me escurria por el cuello el juguito dulce y fresco.

Mmmmmmmmmm que rica sandía !

ESO FUE UN VERDADERO MILAGRO y una prueba más de que Dios existe y de que El conoce todas nuestras necesidades.

Dios bendiga a este hombre y a las empresas que donan alimentos a las Iglesias porque así pueden beneficiarse muchas personas.

PUES ESPERO QUE ESTA HISTORIA les sirva para reflexionar y ayudar en la medida de lo posible a quienes puedan, a sus vecinos y a otras personas que atraviezan por alguna necesidad.

MUCHAS veces tenemos en casa cosas que no utilizamos y preferimos estarlas ahi guardando empolvándose que dárselas a alguien que no las tiene y que de verdad las necesita.

DAR, MULTIPLICA lo que tienes y puedes dar más !

GRACIAS A DIOS por haberme concedido este pequeño antojo, AMEN.

-RSF
José

SERA MUY AGRADABLE LEER SUS COMENTARIOS. GRACIAS !



No hay comentarios.: